Este fin de semana se ha celebrado el vigésimo aniversario del lanzamiento del primer modelo de la gama de microprocesadores Pentium, una serie que abrió la llegada de los ’586? y que supuso una verdadera revolución en la computación de consumo.
Los Pentium originales se comercializaron con frecuencias de 60 y 66 MHz, disponían de 3,1 millones de transistores, tenían un TDP de 16 vatios y estaban fabricados en procesos de 800 nanómetros.
Para poner sus especificaciones en perspectiva, un Ivy Bridge actual funciona con una velocidad de reloj de 4.000 MHz, tiene 1.400 millones de transitores, su TDP es de 77 vatios y su proceso tecnológico de fabricación es de 22 nanómetros.
Aunque el Pentium es un ‘juguete’ frente a los actuales desarrollos, el 22 de marzo de 1993 cuando se lanzó supuso toda una revolución, primero por su rendimiento duplicaba al del 486 DX2 (el más potente antes de los Pentium) con la misma velocidad de reloj.
La llegada del Pentium también acabó con la competencia de AMD y Cyris al utilizar Intel una marca que pudiera proteger y no una serie de números, como había sucedido hasta entonces.
Cyris fue vendida a VIA y AMD tuvo que fabricar desde cero sus nuevos procesadores K5 y K6, lo que unido a un impulso de marketing impresionante bajo la campaña ‘Intel Inside’, permitió que el gigante del chip comenzara a obtener las cuotas de mercado que llegan hasta nuestros días.
La serie Pentium se extendió seis años, hasta 1999, con una gran cantidad de modelos, grandes mejoras como las instrucciones MMX, frecuencias de trabajo de hasta 300 MHz, núcleos Tillamook y sockets 5,6 y 7.
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